Cómo acceder a cooperación internacional
Aprende paso a paso cómo acceder a fondos de cooperación internacional para proyectos sociales en Colombia. Descubre las modalidades existentes, dónde encontrar convocatorias y cómo estructurar propuestas claras, alineadas con los ODS. Una guía práctica, humana y sin enredos para ONGs, líderes comunitarios y emprendedores sociales que quieren hacer las cosas bien.
Vestra Consultora
7/18/20257 min read


¿Tienes una idea poderosa para cambiar tu comunidad, pero no sabes por dónde empezar? Tal vez has escuchado hablar de fondos internacionales, de alianzas con embajadas o de proyectos financiados por otros países, pero todo suena muy lejano, técnico o complicado.
La cooperación internacional no es otra cosa que la colaboración entre países y organizaciones para mejorar la vida de las personas. Sí, hay recursos, conocimientos y contactos que podrían estar a tu alcance si sabes dónde buscar y cómo presentar lo que haces. En Colombia, gracias a esa cooperación, hoy existen iniciativas increíbles en temas como medio ambiente, paz, desarrollo rural y equidad de género. Y lo mejor: todavía hay espacio para más ideas nuevas, humanas y transformadoras.
Este blog es tu mapa para empezar a moverte en ese mundo, sin enredos. Así que vamos paso a paso.
Modalidades de cooperación internacional
Pongámoslo fácil desde el inicio y es que las formas de cooperación no son tan enredadas como suenan. Piensa en esto como distintas maneras en las que países y organizaciones se organizan para echar una mano donde hace falta. Algunas lo hacen directo, otras a través de organismos internacionales, otras entre países vecinos que comparten problemas y soluciones. Y sí, también hay empresas y fundaciones privadas que se suman al juego. Así, la cooperación internacional puede presentarse de las siguientes formas:
Bilateral: Acuerdos directos entre dos gobiernos. Dos países (o sus agencias estatales) acuerdan financiar proyectos conjuntos. Por ejemplo, embajadas como la de España o Japón apoyan directamente iniciativas en Colombia. Por ejemplo, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) es una forma en que los países más desarrollados apoyan a otros que lo necesitan, ya sea mediante acuerdos directos entre dos gobiernos (como ocurre en la cooperación bilateral) o a través de organizaciones internacionales que reúnen recursos de varios países (cooperación multilateral).
Multilateral: Fondos administrados por organismos internacionales (ONU, Banco Mundial, BID, Unión Europea, etc.) a los que aportan varios países donantes. Estas instituciones administran recursos aportados por varios países y los destinan a proyectos de desarrollo en distintas partes del mundo, incluyendo América Latina y, por supuesto, Colombia.
Sur-Sur: Se trata de una forma de cooperación entre países que enfrentan desafíos similares en su camino al desarrollo. En lugar de recibir apoyo de naciones más ricas, aquí los protagonistas son los propios países del sur global, que comparten experiencias, saberes y soluciones prácticas entre ellos. Un ejemplo claro serían los programas donde organizaciones comunitarias de Colombia aprenden y enseñan junto a sus pares en Bolivia o El Salvador sobre agricultura sostenible, educación rural o economías solidarias.
Triangular: Es una mezcla de esfuerzos. En este tipo de cooperación, un país en desarrollo se une con otro que le ofrece apoyo técnico (como capacitación o conocimientos) y, además, entra en escena un tercer actor que pone los recursos, pudiendo ser otro país o una organización internacional. Lo importante es que todos trabajan juntos para sacar adelante un mismo proyecto, combinando experiencia, voluntad y financiación. Colombia, por ejemplo, ha sido parte de proyectos donde recibe asistencia técnica de un país latinoamericano y recursos de una agencia europea.
Privada: También hay ayuda que viene del sector privado. Empresas, fundaciones y personas en otros países que quieren aportar recursos, ideas o contactos para que proyectos sociales salgan adelante. A veces lo hacen como parte de su responsabilidad social, otras porque simplemente creen en una causa. Estas donaciones o apoyos no reemplazan a la cooperación oficial, pero sí la complementan y fortalecen.
¿Dónde encontrar convocatorias y oportunidades?
Buscar oportunidades de cooperación no tiene por qué ser complicado. En realidad, muchas convocatorias están a la vista, pero no siempre sabemos que existen o cómo encontrarlas. Algunas se publican en sitios oficiales, otras se mueven entre redes y contactos. Lo importante es tener claro qué estás buscando y en qué espacios suelen aparecer esas oportunidades. Aquí te muestro por dónde empezar:
APC-Colombia: La Agencia Presidencial de Cooperación (APC) es el canal oficial colombiano. En su sitio web y portal de servicios se publican periódicamente convocatorias nacionales e internacionales (cooperación Sur-Sur, APC Te Proyecta, portafolio de oferta, etc.). Allí aparecen llamados dirigidos a “organizaciones con proyectos susceptibles de ser subvencionados”.
Agencias ONU y multilaterales: Los organismos de Naciones Unidas (PNUD, ONU Mujeres, FAO, UNICEF, etc.) y bancos multilaterales (BID, Banco Mundial) convocan proyectos alineados con los ODS. Sus sitios web suelen tener secciones de oportunidades o licitaciones. También es útil suscribirse a newsletters de programas globales de cooperación.
Embajadas y gobiernos extranjeros: Muchas embajadas en Colombia tienen fondos concursables. Por ejemplo, la Embajada de Canadá lanza cada año el Fondo Canadá para Iniciativas Locales (FCIL) para proyectos de impacto social. La Embajada de Japón financia proyectos comunitarios de seguridad humana (programa Kusanone) de manera continua. Otros donantes bilaterales incluyen los de UE, Suecia, Alemania (GIZ), entre otros. Conviene seguir sus redes sociales y boletines.
Plataformas y redes sectoriales: Existen agregadores de convocatorias (p. ej. la plataforma Cíclope de APC o plataformas privadas como NodoKá). También vale la pena estar en contacto con redes nacionales (Coordinadora de ONG, mesas temáticas, asociaciones profesionales) que comparten información de financiamiento y alianzas.
Consejos para estructurar proyectos exitosos
Saber que hay fondos disponibles es apenas el comienzo. Para que una idea se convierta en un proyecto financiable, necesitas mucho más que buenas intenciones. Los donantes suelen recibir cientos de propuestas y, para que la tuya destaque, debe ser clara, realista y bien pensada. Aquí van algunos consejos esenciales para que logres presentarte de forma sólida y aumentar tus posibilidades de ser elegido:
Definir un marco lógico claro: Describe meta, objetivos, resultados e indicadores de forma ordenada. Un proyecto bien planteado facilita su formulación y evaluación.
Alinear con ODS y prioridades locales: Conecta tu idea con objetivos que sean reconocidos y compartidos a nivel globales, específicamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Además, asegúrate de que también responda a las prioridades del país, como la paz, el desarrollo rural o la sostenibilidad ambiental. Mostrar esta alineación es clave para que los donantes entiendan el valor y la relevancia local de lo que propones.
Incluir contrapartidas: Los donantes valoran los aportes propios o locales al proyecto. Planea recursos financieros o en especie (trabajo voluntario, infraestructura, alianzas con gobiernos locales, etc.) que demuestren compromiso interno. No es un requisito obligatorio, pero sí puede marcar una gran diferencia. En el caso colombiano, APC-Colombia da prioridad a proyectos que articulen actores públicos, privados y comunitarios con algún nivel de contrapartida, lo cual ayuda a apalancar más recursos internacionales.
Plan de sostenibilidad: Muestra qué pasará con el proyecto una vez termine el apoyo internacional. ¿Se podrá mantener activo? ¿Quién lo va a liderar? ¿Cómo se sostendrá sin depender siempre de nuevos fondos? Puedes mencionar, por ejemplo, si habrá ingresos propios, participación de la comunidad, alianzas locales o un plan para conseguir nuevos recursos. Lo importante es que los donantes vean que tu idea no se acaba cuando se acaba el dinero.
Presupuesto realista y transparente: Cada peso del presupuesto debe tener un propósito claro. Asigna los recursos a actividades específicas, evita gastos que puedan parecer innecesarios y justifica cada valor con sentido. Los financiadores miran el presupuesto con lupa, y si encuentran errores, exageraciones o incoherencias, es probable que descarten la propuesta sin pensarlo dos veces.
Enfoque de género e inclusión: Incorpora perspectiva de género y diversidad en el diseño. Por ejemplo, incluye acciones de fomento a mujeres y poblaciones locales en la formulación. Muchos donantes (como el FCIL de Canadá) requieren explícitamente esta mirada en sus postulaciones.
Mecanismo de seguimiento y evaluación: Explica cómo vas a seguirle el rastro al proyecto. ¿Qué vas a medir, cómo lo vas a medir y quién será responsable de hacerlo? Tener una estrategia clara para monitorear avances y resultados, usando indicadores comprensibles y reportes periódicos, ayuda a mostrar que tu propuesta no es solo buena en papel, sino también en la práctica. Eso genera confianza en quienes van a financiarla.
Ejemplos de proyectos financiables
No todo proyecto social tiene que inventar la rueda. De hecho, muchas veces los donantes ya tienen identificadas las causas que más necesitan apoyo y están buscando propuestas que se alineen con esas prioridades. Si tu idea se conecta con uno de estos grandes temas, las posibilidades de obtener financiamiento aumentan. Aquí te comparto los tipos de proyectos que suelen tener buena acogida:
Ejes transversales (ODS): Los financiadores suelen priorizar la igualdad de género, la sostenibilidad ambiental y la paz. Por ejemplo, el Fondo Canadá FCIL financia proyectos enfocados en los derechos económicos de las mujeres, la mitigación/adaptación climática y la seguridad o reconciliación². Esto significa que propuestas con componente de empoderamiento femenino, conservación del ambiente o construcción de paz suelen tener buenas posibilidades.
Medio ambiente: Proyectos de conservación de ecosistemas (bosques, agua), energía renovable, manejo de residuos o adaptación al cambio climático. Por ejemplo, iniciativas de reforestación comunitaria, sistemas agroforestales o educación ambiental.
Desarrollo rural: Iniciativas agroecológicas y de seguridad alimentaria, acceso a agua potable y saneamiento en zonas rurales, fortalecimiento de organizaciones campesinas. Esto incluye cadenas productivas sostenibles, encadenamientos locales o mejoramiento de tierras.
Género e inclusión: Programas para la igualdad de oportunidades de mujeres y poblaciones vulnerables. Por ejemplo, capacitación en liderazgo y negocios para mujeres rurales, prevención de violencia de género, inclusión digital de comunidades afro o indígenas.
Paz y posconflicto: Proyectos de desarrollo territorial en regiones afectadas por el conflicto. Esto abarca la reconciliación comunitaria, atención psicosocial a víctimas, proyectos productivos para excombatientes o restitución de tierras.
Innovación social y tecnológica: Soluciones creativas para problemas sociales. Por ejemplo, plataformas digitales de educación inclusiva, emprendimientos que integren refugiados, tecnologías de bajo costo para salud comunitaria. Los fondos de innovación y laboratorios sociales (públicos y privados) son cada vez más comunes en convocatorias multilaterales.
El mundo ya está cooperando. Falta tu proyecto.
Lo que acabas de leer no es teoría: es una invitación. Allá afuera hay recursos, aliados y caminos listos para quienes se atreven a estructurar su idea con seriedad. No necesitas tenerlo todo resuelto, pero sí necesitas claridad, enfoque y una causa que valga la pena.
En Vestra, no te ofrecemos fórmulas mágicas ni atajos. Te ofrecemos acompañamiento real para convertir tu visión en un proyecto con forma, fondo y futuro. Uno que no solo se entienda, sino que inspire confianza y consiga apoyo.
Porque la cooperación internacional no es para unos pocos: es para quienes deciden hacer las cosas bien, con propósito, y dar el primer paso.
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